Nunca he sabido pRonunciaR bien la eRRe.
Desde muy pequeña, al apRendeRla, no la debí incoRpoRaR coRRectamente a mi vocabulaRio: no quedó bien pRendida en mi oído y mi boca no supo cómo haceRla vibRaR como una auténtica eRRe.
PoRque mi eRRe, en aquellas palabRAs que la llevan casi disimulada en la mitad del camino, entRe letRa y letRa, suena como una “P” estoRnudada o una “GRRR” fatigada, gastada, sin gRacia ni saleRo.
Es entonces cuando, aunque esté ahí medio escondida, Todo el mundo la peRcibe claRamente: si, la eRRe que no es eRRe.
Y, de pequeña, eso llevaba unida inevitablemente la mofa y la buRla constante: “a ver, ¡di Sara!.. ¡di perro!..”
Que no, que solo me pasa cuando va en medio de una palabRa: junto a “p”, una “g” o “b”.
Para que os enteRéis bien: no me cuestan los Retos, me encanta Reirme tanto como a vosotRos y disfRuto mucho el hecho de seR difeRente. Así, claRa y Rotunda.
Pero ellos paRecían más soRdos que mi eRRe y ahí seguían, con sus bRomas al Respecto y sin Respeto. Había momentos en los que, diRectamente y sin pReguntaR, me adjudicaban otRa nacionalidad: “oye, hablas RaRo.. tú eRes FRancesa, ¿veRdad?”. Pues miRa, sí, qué te paRece. Fin del tema.
PeRo cieRto es que, pasada la infancia, mi eRRe-no-eRRe dejó de estaR pResente a oídos de los demás y casi se volvió invisible incluso paRa mi. Si lo pensaban poR dentRo, nadie me decía nada y yo, poR mi paRte, hasta empecé a estaR oRgullosa de lo que podía paReceR a pRioRi un defecto:
Me di cuenta de que, si no pRonuncias con Rotundidad y en voz alta una palabRa, quizás nunca llega a foRmaR paRte de tus pensamientos más RecuRRentes.
De esa forma, eliminé tanto pRetensiones como pReocupaciones, futuros tRaumas o apRensiones.
Y es que, si no puedes pRonunciar bien los pRoblemas, dejarán de seRlo, peRdeRán toda su gRavedad. No habRá eRRoRes ni pResión por queReR haceRlo peRfecto, solo quedaRán soluciones por buscaR y haceR Realidad.
La única palabRa con eRRe en medio que pRonuncio más que bien es, cuRiosamente, la única que muchos olvidan pRonunciaR a diaRio: GRACIAS.
Si, mi eRRe-no-eRRe no me dio más que ventajas y me dejó mi educación y mis valoRes intactos. SeRá que eso nunca se pieRde. El Respeto, hables como hables, siempRe poR delante.
Yo, mientRas tanto, seguiRé siendo así de gRaciosa, para algunos; FRancesa, para otRos o, definitivamente, RaRa en mi foRma de hablaR.
PeRo da igual.
Se bien donde Reside Realmente la veRdadeRa fueRza y coRaje de una peRsona: en su coRazón.
En seR lo que eRes pRonuncies cómo pRonuncies y tengas la eRRe que tengas o quieRas teneR.
Y seguiR siendo tú mism@, siempRe, eRRe que eRRe.
© Jugadora1.