Nos sentamos frente a frente. El sitio era pequeño. Las luces tenues, el ambiente agradable, la comida y bebida iba y venía. La partida estaba a punto de comenzar:
Empezaste fuerte apostando todas tus fichas por mostrarte tal y como tú eres, de forma muy NATURAL: siete letras y una actitud que te hizo multiplicar tus puntos por dos.Yo contraataqué con mi SONRISA.
Con RESPETO y CONFIANZA, fuimos contándonos vivencias, experiencias y enlazando sobre el tablero las fichas de nuestro pasado.
Me relataste con INTELIGENCIA un honesto resumen de lo vivido en los últimos años y ganaste en ATRACTIVO con tu sinceridad y sentido del humor.
Moví rápidamente mis fichas y fui repasando mis GUSTOS para comprobar, así, que eran muchos los que teníamos en COMÚN.
Con el segundo plato, llegó el presente. A qué nos dedicábamos, cuáles eran nuestras rutinas y nuestro entorno.
Empecé a darme cuenta de que REIR era una pequeña palabra que por si sola no parecía sumar muchos puntos, hasta que reímos tanto y tan a menudo, que empezaste a hacerte IRRESISTIBLE con triple tanto de letra.
A cada palabra del otro, íbamos añadiendo distintas letras, completando así mutuamente el puzzle de nuestras vidas.
Para el postre, llegó lo mejor: te mostraste más SINCERO y seguiste ganando puntos contándome tus SUEÑOS e ilusiones para el futuro.
Yo cogí más fichas, te pedí COMPROMISO. Tú me retaste con tu FIDELIDAD. Largas e importantes palabras cuyo valor no podíamos medir en una sola partida, pero que ambos necesitábamos saber que formaban parte del juego.
A cada muestra de CARIÑO, doblabas tus puntos siendo un hombre de PALABRA, sabiendo leer entre LÍNEAS y escuchar con empatía todo lo que salía de mi emocionado DICCIONARIO a cada turno de palabra.
Nos habíamos dicho tantas cosas que quedaban pocas letras por añadir. Quizás algún comodín en blanco, algun silencio que saborear entre palabra y palabra.
Te quedaba tan solo una última letra por poner en la que era tu última baza: la Z de tu BELLEZA y los más de diez puntos que conseguirías utilizándola y teniendo, así, la última palabra. No lo hiciste y yo no me fijé siquiera en si la tenías o no.
Ya daba igual, ya no importaba nada. Ya estábamos demasiado APALABRADOS.
¡Buen día!
Simplemente impecable el juego de palabras que montaste en esta publicación. Me encanto y seguiré pasando de vez en vez por estos lares. No encontré una entrada acerca de ti, ¿Tienes alguna?.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Buen día y muchas gracias hbro23! De una forma directa, de momento, no he escrito sobre mi, aunque mucho de mi se refleja en todo lo que escribo. ¡Un abrazo! Nos leemos 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Buenooo!
Me gustaLe gusta a 1 persona